martes, agosto 22, 2006

:::Canción de REQUIEM:::



“Hoy, ya hace más de 3 años mi vida es lo que es...”, se repetía ella una y mil veces en su mente sentada sola en aquella banca color celeste, con sus ojos llenos de nada y tan vacíos como la profundidad de algunas cabezas.
Para sentirse mejor trataba de recordar viejas frases, que había leído más de alguna vez en un antiguo libro; su vida un día se transformó en lo que ella jamás imagino. No entendía cómo su existencia se convirtió en una desesperante composición sin rumbo.
Sentada ahí en aquella banca; atrapada por su alma y sus pensamientos, se dio cuenta de que tantos estudios y libros jamás le fueron de algo útil durante su vivir.
De pronto recordó lo que había sido; sus años de ser alguien sin mayor conflicto más que los que cargaba con su propio ser, los cuales de la nada aparecieron en ella y la carcomieron desde sus entrañas, sin siquiera darse cuenta.
Más de alguna vez le dijeron que la vida sólo es gastar oxigeno, vivir para que otros vivan, y cumplir para que otros cumplan ese es la desesperante ruta del circulo vicioso de la existencia, sobre todo de la humana.
Se encontraba tan sumergida en sus pensamientos y de pronto siente que alguien se aproxima para hablarle, pero al levantar su cabeza para descubrir quien es, no logra ver nada, aquella luz de sol de medio día la cegó por algunos segundos; le toman su rosada mano y le dice un voz ronca pero tenue: “¿por qué tan solitaria?...” – por alguna razón esa frase la dejó perpleja un minuto, meditó con los ojos llenos de lágrimas y en voz alta sin observar nada sólo mirando al suelo dijo: “si tan sólo me hubieran preguntado eso hace 3 años”.
Aquél ser soltó una simple carcajada y con un tono irónico respondió: “si a cada uno de nosotros nos hubieran preguntado tantas cosas...”, y se alejó tan sorpresivamente como llegó.
De pronto se sintió tan débil que sólo podía recostarse en todo el largo de la banca, toma el largo faldón de su vestido color verde oliva, levanta sus ya agotadas piernas, que de tanto andar en busca de una respuesta ya no daban más, se recuesta en todo el espacio que podía.
Sin darse cuenta fue sucumbiendo ante Morfeo y cayó profundamente dormida, imágenes sin sentido le venían desde su subconsciente, pero siempre, aunque dormida, sentía aquélla luz del sol tan fuerte que provocaba mantenerla conciente, pero dudosa sobre el lugar donde se encontraba.
De la nada recordó ese día, hace ya 3 años donde una decisión borró todo, cuando aquella música de réquiem, tal vez sin querer, detono lo inimaginable para algunos, pero para ella, sólo la culminación de varios intentos.
Era tan intenso el sol y la luz que este propagaba, que, aunque no daba calor, no la dejo dormir en paz. Le pareció extraño dado que ya se había acostumbrado a tan intenso albor, como no hacerlo si esta con ella por más de tres años.
Se levanto de la banca y miro un instante sus zapatos de charol que ya eran de un color gris por su uso, los cuales sin querer reflejaban un poco el tono de sus pensamientos, camina un poco y de la nada se oye a lo lejos esa canción, la misma que la dejo acá, la misma que le provoco tomar la decisión más impórtate de su vida, la misma que revelo sus culpas ante ella misma. Quedo atónita y sus ojos se llenaron pronto de lagrimas, la piel de gallina se le coloco y su tez al mismo tiempo empalideció; corrió en busca del lugar donde emanaba tal melodía; sin darse cuenta ya…había avanzado tanto que ni reconocía el lugar donde estaba, trato de volver, pero por mas que corría e indagaba no pudo retornar, se sintió asustada y callo al suelo, la luz se intensifico sobre ella y la música se hizo más y más fuerte impidiéndole hasta pensar. Todos sus miedos volvieron de distintas formas y toda la gente a la cual le había hecho daño apareció de la nada, esas tres personas le recordaron que gracias a ella hace tres años son infelices; ella llorando pedía disculpas; de la nada todo desapareció, excepto la luz y su alrededor fue consumido por un aterrador silencio.
De repente aparece una mujer de edad avanzada y que tenia la vista perdida, sus ojos eran de un color azul intenso que casi daban una sensación de tranquilidad resignada; la mira y le dice “nunca podré saber que te trajo hasta acá, pero te puedo decir que no tengas miedo, todos nosotros estamos en este lugar por tomar la misma decisión y nunca nos iremos” al escuchar esas simples palabras levanta la vista y mira a su alrededor a todos esos seres que caminan sin rumbo y que se encuentran en su misma posición, sólo en ese momento se pudo dar cuenta de donde se hallaba.
Se levanta y recordó que aquel día ella se encontraba saliendo de la ducha y mira su cuerpo sin ataduras y todo en ella entró en conflicto, se arroja en su cama y siente en sus venas aquella canción que escucho tantas veces, pero que jamás oyó hasta ese momento, que apareció de la nada, pero precisa como si la hubieran invitado; siente que todo da vueltas y toma ese oxidado abre cartas, de inmediato todo se acaba
Así, al ya entender todo, mira hacia al frente sin norte y comienza a vagar por aquel lugar donde la luz del sol jamás desaparecerá, aquel lugar donde sus zapatos se desgastaban, aquel lugar que la albergaría para toda la eternidad manteniéndola joven, pero sin alma; aquel lugar, aquel lugar… de resignación que alguno llaman limbo.